Oriana Marín
Portfolio
©2013 Oriana Marín
Objetos en el cielo

El concepto de Objetos en el cielo nace de un recuerdo, hace unos años estaba caminando por una calle del norte de Bogotá en hora pico. Desde muy pequeña siempre había encontrado fascinante dirigir la mirada al cielo, analizar los interminables colores de la nubes como lo hacía Vermeer o de noche identificar cada estrella y constelación que conocía. Mirando hacia arriba me di cuenta que en un árbol sembrado en la acera había una única flor blanca en toda la punta, era tan grande como mis dos manos abiertas, y era la única flor en un árbol mediano, frondoso de un verde oscuro.

Maravillada busqué una mirada cómplice, alguien más que hubiera visto esa flor, pero las miradas de las demás personas estaban fijas en el piso, cada uno caminando a su ritmo ensimismado en la cotidianidad del día a día del empleado bogotano. Sentí desilusión y pensé en cuantas cosas bellas están ahí sin ser vistas jamás. Pero noté una mirada que no era baja, alguien miraba la flor y sonreía, una niña le señalaba la flor a su padre y él sonrió al verla. Vi más miradas que viajaban lejos del suelo, las miradas de los niños que iban acompañados de sus padres, y algunos lograban sacar de la cotidianidad al adulto señalando algo que les parecía maravilloso. Objetos en el cielo es una obra que mezcla el dibujo y la fotografía retratando objetos que pueden estar en la cotidianidad del cielo y distintos niños con sus miradas dirigidas hacia arriba, los dibujos de los niños sobre un espacio blanco simbolizando ese empirismo con el que conocen el mundo que aún no está establecido para ellos y los objetos sobre fondos de cielos en el día con nubes de distintas formas y tonalidades remitiendo a la bella costumbre de Vermeer de catalogar los distintos colores de las nubes. Estos dos elementos se relacionan con las miradas de los niños hacia arriba, dirigida a esos objetos que aunque cotidianos pueden ser hermosos, fascinantes o inquietantes pero que muchas veces pasan desapercibidos por las miradas adultas. La obra es una analogía a ese estado infantil de flotación.
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